Época:
Inicio: Año 2200000 A. C.
Fin: Año 10000 D.C.

Antecedente:
Huellas geomorfológicas



Comentario

Los avances del hielo y la formación de los grandes casquetes polares se hizo a expensas del agua de los mares. Esto implicó un fuerte descenso del nivel de los mismos. Durante los períodos interglaciares el nivel del mar aumentó en relación al actual, y aparece representado por antiguas líneas de costa en lugares actualmente situados sobre el nivel del mar.
Sin considerar las variaciones por la propia deformación de los continentes, se conoce una sucesión de niveles marinos entre + 40 y - 150 metros. En las zonas de rocas duras, especialmente calizas, se incluye la formación de acantilados, donde a veces se encuentran los restos de moluscos fósiles. En lugares más llanos se detecta la formación de playas y terrazas marinas. Éstos presentan la clásica secuencia que parte de materiales de fondo, a playas de arena o cantos, llegando hasta dunas cuando la región se encuentra emergida. Así, las antiguas terrazas marinas se encuentran a veces intercaladas con depósitos continentales, representando las características locales, bien de playas, de formaciones fluviales o de derrubios de ladera.

En otros lugares los depósitos correspondientes se relacionan con la presencia de seres vivos; en las zonas tropicales los arrecifes de coral se encuentran escalonados, siguiendo los distintos niveles alcanzados por el mar. Las huellas de estos avances del nivel del mar o transgresiones, seguidos de otros retrocesos o regresiones, permite también tener un importante control de las alteraciones climáticas. La existencia de estas regresiones y transgresiones marinas tiene también implicaciones en la geografía de la Tierra.

Durante los momentos en los que el mar se retira deja al descubierto aquellas zonas situadas por debajo del nivel del mar actual. Regiones como las islas Británicas se encontraban unidas al continente europeo, dejando al descubierto el canal de la Mancha. De la misma forma, el mar Adriático se encontraba descubierto, por el valle del Po, uniendo Italia y Dalmacia. Esto implica la existencia de relaciones culturales entre Francia e Inglaterra o de Italia con Europa central. En Asia, las islas de la actual Indonesia se encontraban formando un único país unido al continente asiático, lo que explica la presencia de los Homo erectus en Java. También Nueva Guinea y Australia se unieron, formando el Sahul. El descenso del nivel de los mares es de gran importancia para el poblamiento de América. Durante el último período glaciar Asia y América se unieron por el país de Beringia. Los grupos humanos siberianos, en sus desplazamientos estacionales, fueron poco a poco ocupando este país y entrando así progresivamente en América.

Los valles fluviales presentan, vistos en sección, una serie de escalonamientos que los geomorfólogos denominan terrazas. Estas terrazas fluviales son el recuerdo de momentos en los que el río circulaba a niveles por encima del cauce actual. Su formación presenta varias explicaciones. La más habitual es la relacionada con la actividad glaciar. En las fases interglaciares el aumento de los niveles del mar implicó la reorganización del sistema fluvial. Durante estos períodos el río tiende a circular más lentamente y deposita materiales que forman las terrazas. Durante las fases glaciares, cuando desciende el nivel de los mares, los ríos tienden a circular más rápidamente y, por tanto, a encajonarse con la consiguiente erosión. La alternancia de ambos procesos produce así la formación de terrazas. En estas terrazas se presenta una estratigrafía en la que los tamaños de los materiales se encuentran escalonados desde más gruesos (cuando el río tiene más fuerza) a más finos (cuando la pierde). Así se puede seguir la historia energética del río, observando cómo la reorganización de la cuenca fluvial sigue procesos de pérdida y ganancia de energía.

Sin embargo, la presión del peso de los casquetes de hielo produce el hundimiento de las masas continentales, mientras que su deshielo las libera del peso y permite que se levanten. Este proceso, conocido como movimientos eustáticos, complica la situación. Por otro lado, existe una tectónica propia de las diferentes regiones, mientras que el propio substrato es afectado de forma diferente por las condiciones climáticas. En la cuenca del Manzanares en Madrid, la presencia de yesos en el substrato altera la formación de las terrazas, al tener éstos una tendencia natural a hincharse, por lo que en la altura de las terrazas se deben tomar en cuenta todas estas variaciones. La altura relativa de las terrazas sobre el nivel del cauce está así en función de todos estos fenómenos, por lo que su estudio es más complejo de lo previsto por los primeros geólogos.

Como forma de poder fijar la cronología de las terrazas se tiende en la actualidad, más que a la geomorfología, al estudio de la sedimentología y al de las faunas presentes. El estudio de las industrias líticas que se encuentran en ellas es un factor que a veces se ha tomado en consideración. Aunque pueden dar lugar a un razonamiento circular, se datan las industrias por su situación en las terrazas, y éstas se datan por las industrias presentes. En general, las más altas terrazas fluviales se corresponden con los glaciares del inicio del Pleistoceno Medio. En las terrazas medias se detecta uno o dos ciclos dentro del Mindel y de dos a cuatro en el Riss. En la última glaciación se detectan dos ciclos, uno correspondiente a la terraza baja y otro que se encuentra erosionado por los ríos actuales.